El Marjal dels Moros, como ejemplo paradigmático de humedal valenciano, se sitúa en los términos municipales de Puçol y Sagunt (Valencia). Este lugar formaba parte de un gran humedal costero que en el pasado recorría la costa valenciana. Actualmente, abarca una extensión total de aproximadamente 620 hectáreas y es propiedad de la Generalitat Valenciana. En torno al 70% de su superficie está destinada a la conservación del medio ambiente. En los años 90, la Generalitat Valenciana adquirió este terreno, que entonces comprendía alrededor de 800 hectáreas, y comenzó un ambicioso proyecto de restauración del humedal para devolverle sus características naturales.

Aunque su extensión sea limitada, este espacio exhibe una biodiversidad notable, con especies de flora y fauna de gran valor ecológico, además de contar con características hidrológicas y geomorfológicas significativas. No obstante, se encuentra enclavado en un entorno restringido, rodeado de construcciones y enfrenta una intensa presión derivada de la actividad agrícola, urbana e industrial.

Los recursos hídricos de este humedal se nutren principalmente de la lluvia, aguas residuales, los pozos (con extracción mediante bombas) y las intrusiones de agua de mar. La formación inicial de este humedal en el Holoceno está marcada por los depósitos sedimentarios Plio-Cuaternarios provenientes de la Sierra de Calderona, así como por la sedimentación del Río Palància.

En cuanto a la gestión del agua en el espacio natural, el objetivo por parte de la Generalitat Valenciana es mantener niveles de inundación adecuados incluso en años secos, para garantizar la existencia de “refugios acuáticos”. Para lograr esto, es necesario asegurar el buen estado y funcionamiento de la infraestructura hidráulica del área y diversificar las fuentes de suministro de agua, incluyendo el uso de excedentes de riego junto con el aprovechamiento de recursos freáticos. La importancia de regular los niveles de agua en los humedales está específicamente reconocida en el Marco de Acción Prioritaria (MAP) para la Red Natura 2000.

Estudios históricos confirman la presencia y actividades de poblaciones romanas y musulmanas en la zona entre los siglos I y XIII. Estas actividades incluyeron la construcción de una red de riego que, aunque ha sido modificada con el tiempo, aún deja huella en el humedal, siendo esta la primera evidencia de la influencia humana en el área.

Durante la Alta Edad Media, el crecimiento poblacional y la expansión agrícola, especialmente los campos de arroz, experimentaron un notable aumento. Sin embargo, entre los siglos XIV y XVII, estas actividades declinaron debido a regulaciones gubernamentales relacionadas con la salud que desalentaban el cultivo de arroz. Posteriormente, hacia finales del siglo XX, hubo un resurgimiento de la actividad agrícola. En el periodo preindustrial, las extracciones de sal y las actividades de caza eran prácticas comunes. En las últimas décadas, este humedal ha enfrentado importantes desafíos, como la contaminación provocada por industrias (metalúrgicas), aguas residuales, la sobreexplotación de acuíferos y la introducción de especies exóticas.

Hasta el año 2000, la zona fue utilizada por agricultores y para actividades cinegéticas, las cuales quedaron prohibidas en ese momento. Después de llevar a cabo la renaturalización del área, se establecieron cuatro Microrreservas de Flora: Marjal dels Moros B, Marjal dels Moros A, Camino Rampete y Llacuna del Fartet, aprobadas en 2003. Además, se crearon dos Microrreservas de Fauna: els Cucs y Balsa Rampete. 

La única actividad permitida en algunas áreas de este espacio protegido es la ganadería y la agricultura ecológica en los campos que pertenecen a la Generalitat. En 1999, se inauguró el Centro de Educación Ambiental de la Comunidad Valenciana (CEACV) en la zona, tras la restauración de l’Alquería dels Frares y la instalación de una exposición. En 2002, el humedal fue incluido en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana, lo que implicó su declaración como Suelo No Urbanizable de Protección Especial.

El área cuenta con diversos miradores estratégicamente ubicados, así como una pasarela de madera que se extiende sobre el agua, ofreciendo una experiencia encantadora para los visitantes. También ofrece un hermoso sendero interior, aunque este estará cerrado o vallado durante las épocas de nidificación para proteger la fauna y flora local. Desde estos puntos, se pueden disfrutar vistas incomparables que combinan el mar y el humedal en una sola imagen.